Aprender inglés en Valencia: vidas que cambiaron después de Tiger English Academy

Estudiar inglés puede cambiar tu vida

Transformar tu vida para alcanzar tus metas y aspiraciones es posible; es más, muchos dirían que resulta inevitable. Así lo pueden confirmar muchos de nuestros alumnos que comprobaron cómo las puertas de nuevos proyectos y experiencias se abrían tras confiar en Tiger English Academy Valencia para aprender, desarrollar o perfeccionar su inglés.

En esta entrada el equipo docente de profesores nativos titulados de Tiger, ha querido dar voz a antiguos alumnos que alcanzaron sus objetivos confiando en nosotros. Cada historia es distinta, cada vida singular. Todos podemos cambiar muchas cosas para sentirnos mejor, pero no podemos cambiar evitar aquello que nos apasiona. Hoy contamos con el testimonio de cinco personas que consiguieron vivir apasionadamente tras estudiar inglés con nosotros.

 

Sofía

Cuando Sofía se dio cuenta de que necesitaba un cambio en su vida tenía 27 años. Tres años atrás había comenzado a trabajar de comercial en una inmobiliaria. Ella misma nos cuenta que «vender pisos y casas me entusiasmaba pero sentía la necesidad de progresar en mi trabajo y sin embargo, pese a todos mis esfuerzos por ser la mejor vendedora de la agencia, me sentía estancada. Necesitaba progresar y no encontraba el camino, comenzaba a agobiarme». Un día, consultando Internet, descubrió varias agencias inmobiliarias en Valencia que gestionaban carteras de clientes extranjeros, entre ellos muchos ingleses.

«Durante algunas semanas medité la decisión de retomar los estudios de inglés. La última vez que había tenido contacto con el idioma fue en el bachillerato, cuando preparaba la prueba de acceso a la universidad. Habían pasado algunos años, pero no comenzaba de cero» -afirma Sofía.- «Desempolvé mis viejos libros de inglés, traté de utilizar tutoriales para retomar el contacto con el idioma y comencé a ver series en versión original subtitulada, pero faltaba algo, sentía que realmente necesitaba un método educativo para hablar inglés de manera fluía». Fue entonces cuando acudió a Tiger. «Me encantó el recibimiento y la cercanía del equipo docente. Desde el primer momento se esforzaron por diseñar un plan de aprendizaje compatible con mi rutina y mi trabajo. Además, el apoyo de las herramientas online supuso una gran ayuda para repasar las clases anteriores en cualquier lugar y en cualquier momento.»

«De este modo comencé a estudiar inglés con el apoyo del sistema e-learning, haciendo hincapié en el vocabulario y las expresiones más importantes en el sector inmobiliario. Antes de un año ya había notado el progreso y me encontraba preparada para dar el paso definitivo. Comencé a enviar mi curriculum a aquellas agencias que trabajaban con clientes extranjeros de habla inglesa. Apenas dos meses después recibí una llamada en la que me proponían una entrevista. No dudé. Fui sincera y les dije que durante el último año me había esmerado en aprender inglés para progresar como profesional. Tengo que reconocer que durante la entrevista tuve buenas vibraciones. Al cabo de unas semanas recibí la llamada esperada donde confirmaban la fecha de mi incorporación a la empresa.»

¿Y cómo ha cambiado la vida de Sofía?

Ella misma explica: «Me siento una profesional más integral y competitiva. Ahora recibo clientes extranjeros en el aeropuerto y les acompaño durante las visitas a las propiedades que desean comprar. Les hablo de la ciudad y también me encargo de traducir la documentación administrativa al inglés.»

Sofía también reconoce que económicamente ha progresado. «Ahora cobro un plus por idiomas que me permite vivir más desahogada. Pero sobre todo, lo que ha cambiado mi vida es sentirme de nuevo ilusionada con mi trabajo y más valorada por mi entorno. Sin duda aprender inglés en Valencia con el equipo Tiger de expertos ha sido una decisión importante»

 

Raúl


Raúl era un joven emprendedor. Con apenas veinte años fundó su primera empresa de publicidad en Internet. El proyecto inicial no resultó lo esperado, pero él siguió confiando en su instinto empresarial y apostó por un nuevo proyecto: una empresa de distribución de cristalería dentro del territorio nacional. “Durante el boom de la construcción el proyecto despegó” -afirma Raúl.-

“Alcancé buenos resultados. Desgraciadamente, cuando llegó la crisis muchos de mis principales clientes cesaron su actividad y la demanda de mis materiales descendió bruscamente.” La empresa de Raúl sufrió una fuerte paralización. «Parecía como si todo mi mercado nacional se hubiera esfumado» -insiste-. «Comenzaron las dudas y las preocupaciones, e incluso me planteé reducir la plantilla para asumir el pago de costes y facturas; hasta que una tarde, conversando con mi socio se nos ocurrió enfocar nuestros servicios al mercado exterior.» -¿Y el idioma? «esa fue la primera pregunta que nos hicimos.»

Raúl siempre había sido hábil para el manejo del inglés, incluso en el pasado había acudido a la Escuela Oficial de Idiomas, sin embargo, era consciente de que necesitaba adquirir vocabulario y conversación comercial para su nueva andadura empresarial:

«Fui muy claro en mi primera entrevista con el equipo educativo de Tiger. Les expliqué cuáles eran mis objetivos y rápidamente empatizaron conmigo. Dado que no disponía de mucho tiempo para las clases presenciales debido a mi actividad profesional, pusieron a mi disposición el método de formación online y me asignaron un tutor al que podía escribir consultando mis dudas. Dos días a la semana acudía a la academia para practicar conversación, el resto del tiempo organizaba mis lecciones a distancia. Esmerarme por absorber vocabulario comercial y practicar Role Play, era mi prioridad.”

Algunos meses después Raúl comenzó a ver los primeros resultados. “Nunca olvidaré mi primera operación comercial en inglés. Una constructora irlandesa se interesó por nuestra propuesta de suministrarle material para una obra nueva; hubo nervios y mucha incertidumbre durante aquellos días, sin embargo cerramos la operación con normalidad, superando nuestra primera prueba de fuego. A partir de entonces, otras empresas del sector nos contactaron seducidas por la calidad de nuestros materiales y nuestros bajos costes de exportación. Ahora contamos con un mercado vertical en Irlanda que nos garantiza carga de trabajo durante al menos un año.” Raúl comprobó las posibilidades de reciclar lo aprendido en el pasado para adaptarlo al presente. Si volviera atrás ¿tomaría la misma decisión? Raúl es contundente –Sin duda– afirma, “ha sido una de las mejores opciones que he tomado en mi vida, abriendo un mercado en expansión que hasta entonces desconocía.”

 

 

Maite ( Y Jon)


La historia de Maite es un tanto peculiar. Dicen que el amor ha desatado grandes guerras. Todo comenzó una tarde de verano en el centro de la ciudad. ¿Quién podía pensar que aquel chico británico que se le acercó consultando la dirección de una calle próxima había de convertirse en el amor de su vida? Ella misma nos cuenta que “solía frecuentar las zonas turísticas para fundirse en un ambiente cosmopolita, abierto y plural. No era la primera vez que conversaba con turistas o compartía una cerveza en alguna terraza, pero Jon era distinto a los demás. Lo primero que me llamó la atención fue su rostro sereno y pálido. Cuando hablaba tenía esa quietud que solo poseen las personas muy bien educadas. Jon había venido a Valencia para enamorarme.”

Maite pronto se percató de que “ambos teníamos mucho en común, no solamente habíamos estudiando historia y nos gustaba viajar. Compartíamos afinidad por el criquet, ese peculiar deporte tan británico, también ambos seguíamos las mismas series. Hubo una conexión instantánea, fue un flechazo” Pero las vacaciones tocaron su fin. Jon regresó a Manchester y Maite sintió que “los días se me hacían demasiado largos. Tengo que reconocer que nos extrañamos desde el momento en el que nos despedimos en el aeropuerto.” Y prosigue relatando que “fueron semanas duras, sentía que dentro de mí se había levantado un vendaval de sentimientos que el paso de los días no conseguía amainar.” Durante algunos meses mantuvimos largas conversaciones y videollamadas, parecía que ambos pensábamos lo mismo pero ninguno de los dos se atrevía a planteárselo al otro…” Hasta que un día Jon se armó de valor y sinceridad para decirle “I look at you and see the rest of my life in front of my eyes». «Yo ya había tomado la decisión hace tiempo y las palabras de Jon solo solo hicieron que me alegrara de confirmar que todo aquello era posible” -sentencia Maite-.

“Pero ahora llegaba la parte más difícil, explicar a mi familia y amigos que me mudaba a otro país por amor.” “Me sorprendió gratamente la buena aceptación de mi decisión entre mis familiares y amigos. Fue precisamente en una de aquellas conversaciones cuando mi amiga Cristina, que en aquel momento estudiaba en Tiger, quien me recomendó tomar clases de Inglés durante algún tiempo antes de la mudanza definitiva.” Así que que Maite acudió a Tiger referida por su amiga y nos relata su primera impresión:

“Estaba un poco desconcertada en lo relativo a mi disponibilidad para estudiar el idioma, era un época muy ajetreada, además debía intercalar en mi agenda las clases y mi rutina con puntuales viajes a Manchester para conocer comenzar a explorar la ciudad. Tengo que reconocer que el equipo docente de Tiger comprendió mi situación desde el primer momento, proponiéndole un método flexibilidad formación. Comencé a practicar conversaciones cotidianas para defender en las situaciones ordinarias. Si algún día no podía acudir a clase, la suplía con las herramientas educativas a distancia.”

Maite se esforzó mucho porque su motivación era muy alta. Cuando se sintió preparada dio el paso definitivo. “Habían sido meses intensos de viajes, lecciones, conversaciones y mucho esfuerzo, pero sin duda había merecido la pena. Nunca olvidaré los nervios que experimenté la noche anterior del viaje definitivo. Ahora lo recuerdo como un momento inquietante en mi vida. Hace más de dos años que vivo en Manchester, tengo trabajo estable y deseamos formar una familia; un giro radical que se hizo realidad con el apoyo de Tiger.”

 

Germán


Germán era un joven aventurero que siempre sintió curiosidad por aquello que a otros les parecía extravagante. “Siempre sentí fascinación por Australia. Desde niño había leído sobre este singular país de canguros y grandes extensiones de tierra fértil. Me viene de familia, pues mi padre es propietario de varias hectáreas de naranjos. Desde niño aprendí las tareas del campo, la recolección y el tratamiento de los productos primarios perecederos.” Como son varios hermanos, Germán siempre tuvo claro que “dejaría la explotación familiar en manos de mi hermana mayor, mis intereses estaban en conocer el sector agrícola en Australia, una inquietud que fue creciendo poco a poco hasta que un día, en Internet, encontré una oferta de trabajo en la que requerían un perfil muy parecido al que mío.¿ Qué tengo qué perder – pregunté- la vida es para los valientes.”

Germán reconoce que se sintió un tanto dubitativo a la hora de consultar la posibilidad de tomar clases de inglés. “No he tenido una vida académica muy intensa, pues soy un hombre que ha nacido y crecido en la naturaleza, por eso me reconfortó la cercanía y empatía de los profesores titulados de Tiger. Me asesoraron. Como sabíamos dónde me iba a trabajar, diseñaron un plan de formación individualizado, enfocado a aprender el vocabulario y las expresiones que me permitirán hacer bien mi trabajo, comprender las indicaciones y dar órdenes sencillas. Muy pronto me familiarice en inglés con mis herramientas de trabajo y también aprendí a rellenar formularios de carácter administrativo.” Germán reconoce que su etapa de aprendizaje en Tiger fue divertida. “Todo cambia cuando aprendes inglés para hacer algo que te entusiasma; no lo ves como una obligación sino como algo que te hace más feliz.”

Una vez que llegó a Australia, Germán nos cuenta que “todo resultó más fácil de lo esperado. Sin duda los meses de estudio en Tiger fueron una base fundamental. Una vez sobre el terreno comprobé que relacionarme en inglés me resultaba muy intuitivo, al fin y al cabo estaba mi salsa, era una realidad que conocía y solamente tenía que aplicar lo aprendido en la academia para fluir en el ambiente.” Ahora Germán forma parte de una cooperativa mayorista de producción de todo tipo de hortalizas. Es feliz -como no se cansa de repetir-. Cuando le preguntamos si desea volver a Valencia, nos dice: “Valencia y la Horta Valenciana siempre estarán en mi corazón. Cada año regreso en al menos dos ocasiones para visitar a mi familia y amigos, pero tengo claro que ahora mi lugar está aquí, en las antípodas.”

Nicolás

También los adolescentes cuentan su experiencia en Tiger, es este caso son los padres de Nicolás, quien a pesar de despuntar en materias de ciencias y matemáticas, el inglés se le atragantaba un poco. “Siempre fue un niño muy despierto y estudioso. Su nota media era notable, pero con el Inglés no siempre alcanzaba los mismos resultados. La situación le generaba un poco de frustración, pues para él todo tiene que ser perfecto.” Fue entonces cuando decidieron visitar Tiger. El equipo académico se entrevistó con la familia. Analizaron la progresión de resultados, la asimilación de contenidos impartidos hasta, y detectaron aquellas áreas del proceso formativo que más dificultades le suponían. “Nos transmitió confianza en el análisis exhaustivo que los profesionales académicos de Tiger realizaron sobre el rendimiento académico de nuestro hijo. Una vez identificadas las áreas susceptibles de refuerzo, diseñaron un plan de refuerzo enfocado a maximizar la asunción de contenidos, vocabulario y expresión que le permitían retomar el ritmo de aprendizaje de los alumnos más avanzados.” Los resultados no se hicieron esperar, el siguiente trimestre Nicolas elevó su nota de inglés de suficiente a bien, y para el último trimestre los resultados de sus exámenes de inglés alcanzaron notable. “Confiamos en el equipo educativo de Tiger para la educación en inglés de nuestros hijos” -nosotros lo hemos comprobado- afirma con orgullo la mamá de Nicolás, sin olvidar que ese verano además de un buen expediente académico Nicolás consiguió el patinete eléctrico que tanto deseaba.

 

Julia

Existen personas que tienen muy claro lo que quieren. Julia es una de esas personas. Afirma que desde niña siempre tuvo un carácter resuelto y unas aficiones un tanto refinadas. “Comencé en el conservatorio con apenas cinco años. Me viene de familia, mi padre es profesor de música y mi madre dirige un coro de canto a capela. Así que no es extrañar que con tan solo tres años el Reyes Magos me trajeran mi primer violín.” -comenta con cierta ironía.- “Crecí rodeada de instrumentos, acordes, voces y muchas tertulias con otros amigos músicos. Cuando finalicé mis estudios en el conservatorio tenía varias opciones, pero ninguna me seducía tanto como formar parte de una orquesta sinfónica inglesa.” Julia reconoce que contaba con un nivel de inglés aceptable, “pues me eduqué en un ambiente intelectualizado y con múltiples influencias culturales; aun así era consciente de que en mi andadura internacional tendría que hablar con personal cultas y deseaba estar a la altura en todo momento.” “Los profesores nativos de Tiger reunían todos los requisitos, no solo por su conocimiento del país y su perfil docto, además del apartado académico jugó un importante papel en mi confianza en el factor humano.” “Sabíamos que las exigencias del entorno en el que me iba a desarrollar eran muy altas, de modo que los profesionales docentes elaboraron un plan de especialización y excelencia en el uso del idioma.” Cuando llegó la hora de la verdad Julia ya estaba preparada. “Mi principal contacto en Inglaterra era un profesor de solfeo amigo de mi familia. También tuve la suerte de que uno de mis profesores de Tiger conocía muy bien la ciudad, así que tras tantas conversaciones acerca de Londres, cuando finalmente estaba aquí, sentía como si hubiera vivido aquí toda mi vida.”

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